lunes, 11 de enero de 2016

¿Vale la pena?

En este mundo hay gente buena, valiosa, maravillosa y proactiva que nos aporta en positivo y en constructivo.  

La gente buena está llena de AMOR, RESPETO y SINCERIDAD.  

Es gente que se quiere, quiere, se ama y ama de verdad.

La gente destructiva es gente que no se quiere y va por la vida haciendo daño a las demás personas e incluso se hacen daño así mismos. 

Las cosas absurdas que nos pasan en la vida estoy llegando a la conclusión que muchas veces las propiciamos nosotros mismos por falta de amor propio, cuando nos queremos de verdad, no nos suceden cosas que nos hagan daño y no las atraemos.

Los vampiros y los robadores de: sueños, vida, tiempo, amor, cosas, relaciones, trabajo y tranquilidad hacen parte de la gente destructiva.

Existe el poder de transformación del ser humano y estoy convencida que podemos evolucionar y también desafortunadamente involucionar.

He tenido en mi vida varios saltos cuánticos, los dos últimos saltos cuánticos son muy interesantes. 

El salto cuántico lo define Wayne Dyer como ese momento sorpresivo, intenso, benevolente, maravilloso y perdurable con el cual se transforma en positivo nuestra vida.

De forma torpe aunque contundente corté para siempre los lazos que me unían con gente destructiva, que anula y atropella a las mujeres, nos roba nuestros sueños y nuestra vida y con ese salto cuántico recuperé mi libertad, mi vida y mis sueños, en otras palabras fue un salto cuántico a la Liberación

La muerte de mi Padre fue otro salto cuántico a la Fortaleza y me dio la brújula para detectar las lealtades y deslealtades internas.

Lo mejor que he encontrado de mi Padre luego de su muerte es: con mi Madre, con mi hermano, conmigo misma, con mi amada familia Romero Sánchez, con CREARC, con mis planes y proyectos, con sus valiosos y extraordinarios amigos, con su vida y sobre todo con ÉL, MI PADRE ES FANTÁSTICO, MI PADRE ES MARAVILLOSO, MI PADRE ES EL MEJOR PAPÁ DEL MUNDO. 

LA VIDA SE TRATA DE ESO: DE AMAR Y SABER VIVIR.

Lo más valioso de la vida es el AMOR y en la vida hay que tener equilibrio: tiempo para el trabajo, tiempo para el amor, tiempo para la familia, tiempo para uno mismo y tiempo para descansar y todos esos tiempos, espacios y relaciones son sagrados.

En el trabajo podemos hacer cosas maravillosas, inspiradoras que nos llenan de alegría, alimentan nuestra creatividad, el trabajo es el espacio idóneo donde nuestro genio se manifiesta.

También como humanos cometemos errores y esos errores son alertas, son banderitas, son señales en el camino que nos invitan a reflexionar, a corregir a asumir y sobre todo a redireccionar.
                                                              
El mayor error que se puede cometer en la vida es dedicarle tiempo a gente vacía, resentida, sin alegría, sin sueños y sin amor, en otras palabras perder nuestro tiempo y por ende nuestra vida en relaciones chatarra.

Dios nos da unos dones y unos talentos para administrar bien nuestros dones y talentos que son para servir.

Dedicar nuestros dones, nuestros talentos, nuestro tiempo a gente vacía, a gente que se guía por el veneno emocional, a gente desleal, mentirosa, deshonesta y corrupta es arar en el desierto, estamos perdiendo nuestro tiempo, nuestra energía, nuestro trabajo y de paso nuestra vida. 

Retomar nuestros sueños se convierte en una lucha heroica porque hay gente que le gusta robar y sabotear los sueños ajenos porque son incapaces de vivir su propia vida y de realizar sus propios sueños porque su vida no la dirige una mente, un espíritu y un corazón en equilibrio, sino una mente, un espíritu y un corazón contaminados de veneno emocional.


Hoy día me pregunto a mí misma, directa y francamente: 


¿Esta situación vale la pena? 
¿Este proyecto vale la pena? 
¿Este trabajo vale la pena? 
¿Esta persona vale la pena?
¿Este grupo vale la pena? 
¿Esta relación vale la pena?
¿Este desgaste vale la pena?
¿Esta conversación vale la pena?
¿Este encuentro vale la pena? 

Mi brújula interna son mis emociones, si me siento bien significa que las cosas van bien, doy y recibo felicidad, satisfacción y tranquilidad y si algo no va bien por el motivo que sea mis huesos me avisan y lo más importante: LOS ESCUCHO.

Estoy en la edad en la cual valoro muchísimo: la serenidad, la tranquilidad y la sensatez.

La vida es tan bella y a la vez tan corta que no nos podemos dar el lujo de perder tiempo en situaciones, relaciones, personas y cosas que no valgan la pena. 

Se acabó el ciclo de perder tiempo: aquí y ahora la vida es bella, la vida es bondad, la vida es creatividad, la vida es prosperidad, la vida es abundancia, la vida es receptividad, la vida es expansión, la vida es dulzura, la vida es serena, la vida es armonía y mi trabajo es servicio.

Doy gracias a Dios, a mis ángeles y arcángeles por la protección y guía de cada día.