Diálogo a través del arte, de la creatividad, del encuentro, del consenso y del disenso pacífico
jueves, 16 de junio de 2016
domingo, 15 de mayo de 2016
sábado, 14 de mayo de 2016
viernes, 13 de mayo de 2016
martes, 10 de mayo de 2016
Mi amada mamá...
Ella es mi madre,
ella es mi niña,
ella es mi todo.
Ella es mi madre,
ella es mi luz,
ella es mi tesoro.
Ella es mi madre,
ella es mi inspiración,
ella es mi motivación.
Ella es mi madre,
ella es mi día a día,
mi segundo a segundo.
Mamá tu eres:
Amor, Perseverancia y Disciplina.
Llena de coraje y una guerrera
en todas las batallas y luchas.
Feliz Día
Mamá,
TE AMO.
viernes, 6 de mayo de 2016
Amistades peligrosas
No
hay nada mejor que contar con amigos verdaderos.
Pero
no hay nada peor que una amistad poco sincera.
Los
malos amigos
nos roban la energía
y nos dejan exhaustos.
nos roban la energía
y nos dejan exhaustos.
Nadie es capaz de vivir sin amigos y,
menos aún, de aceptar que no los tiene. Es parte de nuestro instinto, de
nuestra necesidad de redes sociales. Hasta el ser más infeliz y desdichado se
vanagloria de tener amigos.
Los amigos íntimos, los verdaderos, los
que reflejan lo mejor de nosotros, los que enriquecen nuestro tiempo y
conservan nuestras confidencias, los que comparten nuestro silencio y
participan de nuestra intimidad, son una bendición.
Sin embargo, por contraste,
muchos otros “amigos”, en vez de satisfacción y crecimiento, son una fuente de
problemas, son enormes ladrones energéticos, vampiros emocionales que nos
exprimen hasta agotarnos, que nos matan los sueños y nos producen pesadillas.
Si los estudios de la Universidad de
Wisconsin demuestran que la buena amistad previene la artritis, el alzheimer y
el cáncer, y la revista Heart hace hincapié en que la amistad reduce el riesgo
de contraer enfermedades cardiovasculares, la mala amistad también tiene sus
consecuencias. Puede provocar crisis emocionales, depresión, pérdida de
identidad y de sentido vital, conflictos y traumas psicoafectivos.
Los amigos son los hermanos escogidos, y
mucho de nuestro vínculo familiar lo proyectamos en ellos. A veces les
descargamos una gran cantidad de expectativas psicoemocionales que corresponden
a vacíos o necesidades afectivas de infancia. Esto es, por ejemplo, buscar ser
aceptado sin reparo, o ser escuchado ininterrumpidamente, o sentirse dueño y
señor de lo que es del otro, etcétera.
El mejor ejemplo de esta mal entendida
amistad es la película The cable guy, en la que Jim Carrey interpreta a un
solitario agente de televisión por cable que hace todo lo posible por convertir
a un cliente (Mathew Broderick) en su mejor amigo. Pero no hace otra cosa que
tiranizar la relación. Asume posturas demandantes insólitas y acosa de tal
manera a su amigo, con pataletas y chantajes, que la amistad termina convertida
en un infierno.
La amistad poco se cuestiona. Cuando
alguien tiene el título de amigo, parece asumir el derecho al abuso (“para eso
son los amigos”). En nombre de la amistad se presta plata y no se devuelve, se
piden incómodos favores, se corren verdaderos riesgos; más aún, nos ponemos del
lado del amigo y no de la verdad o de la justicia, confundiendo lealtad con sumisión
y confianza con complicidad negativa.
Existe una gran tolerancia al amigo, una
enorme permisividad que difícilmente concedemos a los hijos o a la pareja.
El mal amigo nos manipula con los secretos
que le entregamos, y ejerce control y fuerza sobre nosotros con un extraño
derecho de pertenencia que extiende a nuestras decisiones. El más común es el
matasueños, un tipo envidioso que se siente profundamente amenazado cuando
estamos a punto de cumplir nuestros sueños. Suele utilizar frases como “es por tu
bien, mira que te conozco y sé lo que te conviene”. Anda en función de
chuparnos la energía y de llenarnos de culpas y miedos para que no podamos
volar. Se asegura de que siempre nos rindamos.
Otro caso habitual es aquel que se
convierte en pareja emocional. Este amigo busca a toda costa ocupar el lugar
psicológico de nuestra pareja. Está siempre listo para salir con un superplan
que bloquea toda posibilidad de control sobre nuestro espacio y nuestro tiempo,
todo con el fin de que no entre otra persona a nuestra vida.
Es un amigo que
vende seguridad, una tranquilidad de la que nadie salga lastimado. Es un celoso
empedernido con las personas que se acercan de verdad con ganas de quedarse, o
con la pareja actual. Nos ha convertido en su mundo, creando en nosotros una
mezcla de culpa y encarte, pues lo que esconde este manipulador es que está
profundamente solo.
Dime con quién andas...
Uno trata a los demás como se trata a sí
mismo, y uno se hace tratar como cree que se lo merece. De esta manera, también
proyectamos en nuestros amigos nuestra sombra, nuestros procesos irresueltos.
Esto quiere decir que si somos un poco descarados, no sólo vamos a tener un
amigo descarado, sino que además siempre vamos a excusar a ese amigo que nos
somete a miles de abusos.
El amigo traqueto representa nuestro mafioso interior
y el borracho también representa esa parte de nosotros que es adicta, pues
nuestro entorno es un reflejo de nuestro interior y lo que nos pasa y como nos
pasa es también un vivo espejo de lo que son nuestros valores y códigos de
ética que emergen desde lo íntimo y se expresa en lo cotidiano.
En otras
palabras, uno tiene los amigos que reflejan lo que uno está viviendo.
Ejemplo,
si yo estoy trabajando mi mentira, y me confronto, hago mi búsqueda de mi
verdad y la acepto, inmediatamente puedo expresar y confrontar a mi amigo
mentiroso y proponerle que se relacione conmigo desde la verdad; pero si yo
elijo seguir mintiéndome, condenaré a mi amigo a que ocupe ese lugar siempre
conmigo.
Nosotros tratamos a los amigos como nos
tratamos a nosotros mismos.
Mientras yo no ponga límites a mi abusador
interior, no podré expresar ese límite a mi amigo abusivo; mientras yo no deje
de manipular, no podré parar en seco al amigo que me envuelve con su
manipulación.
Mientras no confronte cada una de mis máscaras y cada una de las
voces de mi ego, no podré más que someterme a la dinámica reflejo de amigos,
que me recuerdan mi carencia y no mi ser.
Cada uno de mis amigos buenos o malos
son una oportunidad para confrontar, para dejar de ser confluente, para
exigirme y también para ayudarle a él a desarrollar valores que nos permitan
alcanzar una ética de la amistad gracias a la cual crezcamos los dos, en vez de
seguir huyendo.
Según el filósofo Elredo, una amistad
auténtica debe tener estas notas: dilectio, affectio, securitas e iucunditas.
Lo explica así: “Hay cuatro elementos que me parecen especialmente propios de
la amistad: la dilección, el afecto, la confianza y la elegancia. La dilección
se expresa con los favores dictados por la benevolencia; el afecto, con aquel
deleite que nace en lo más íntimo de nosotros mismos; la confianza, con la
manifestación, sin temor ni sospecha, de todos los secretos y pensamientos; la
elegancia, con la compartición delicada y amable de todos los acontecimientos
de la vida –los dichosos y los tristes–, de todos nuestros propósitos –los
nocivos y los útiles–, y de todo el que podemos enseñar o aprender”.
Amigos tóxicos
En su libro Todas esas amistades
peligrosas, el psicólogo Francisco Gavilán hace un inventario de los tipos de
amigos que pueden traer consigo relaciones poco productivas.
Afirma que “los
celos mueven a las amistades peligrosas” y ha desarrollado una clasificación de
amigos tóxicos, reuniendo a ocho tipos de amistades que pueden perjudicarte.
El ocupadísimo: padece la hiperactividad
profesional. Nunca tiene tiempo para verte o escucharte, porque todo es más
importante que tú. No responde a las llamadas ni a los correos electrónicos,
salvo raras veces.
El chismoso: no sabe guardar un secreto y
le falta tiempo para divulgarlo. Pone excusas del tipo “no pensé que María no
lo sabía”.
El informal: casi nunca cumple ningún
acuerdo, llega tarde, se despista de las citas y los compromisos adquiridos.
El intrigante: te transmite muchos juicios
negativos sobre ti de forma sutil, diciendo que lo ha escuchado decir a otros.
Y lo hace “porque soy tu amigo”. Quiere preocuparte y ganar todo el control
sobre ti.
El complicador: pone objeciones a todo lo
que propones, interfiriendo gravemente el curso de tu vida normal. Cada
situación la analiza desde todos los ángulos posibles hasta extremos
enfermizos.
El sanguijuela: su característica
principal es que siente un exagerado sentimiento de sobreprotección hacia ti
para tenerte en exclusiva como amigo. Se enfada si haces planes sin contar con
él.
El competidor: rivaliza contigo en todo.
No se alegra de tus éxitos, sino que los menosprecia. Tiene unos celos
desmedidos hacia ti.
El consejero: emite juicios sobre
cualquier circunstancia que atañe a tu vida sin que tú se lo pidas. Si lo
rechazas suele decirte frases tipo “lo digo por tu bien”. Sus consejos son
críticas enmascaradas.
martes, 26 de abril de 2016
domingo, 24 de abril de 2016
La ira y el perdón
La Ira y el Perdón
La base de la religión es el perdón de Dios por nuestras ofensas, por muy graves que sean. Pero eso no queda ahí, la verdadera religión (reconciliación con Dios) conlleva que nosotros también imitemos la conducta de Dios con nosotros y la reproduzcamos hacia los demás.
Así lo podemos leer en el Padre Nuestro (Mateo 6:9-14)
"Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores […] Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. 15 Pero si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas. "
Esto es fácil de decir, pero no es tan fácil de hacer... sin la ayuda de Dios.
Veamos qué nos dice la Biblia más a fondo.
1. ¿Qué nos aconseja el Salmista respecto el enojo?
Salmo 37:8.
Salmo 37:8.
RESPUESTA: "Refrena tu enojo, abandona la ira; no te irrites, pues esto conduce al mal."
2. ¿Qué puede suceder si nos enojamos con facilidad?
Proverbios 14:17.
Proverbios 14:17.
RESPUESTA: "El iracundo comete locuras, pero el prudente sabe aguantar."
3. ¿Quién es mejor que los fuertes o poderosos? Proverbios 16:32.
RESPUESTA: "Más vale ser paciente que valiente; más vale dominarse a sí mismo que conquistar ciudades. "
4. ¿Qué puede detener un arrebato de furia y cuál es la honra?
Proverbios 19:11.
Proverbios 19:11.
RESPUESTA: "El buen juicio hace al hombre paciente; su gloria es pasar por alto la ofensa. "
5. Cuando alguien está airado, ¿qué es lo mejor que se puede hacer en ese momento?
Proverbios 22:24.
Proverbios 22:24.
RESPUESTA: "No te hagas amigo de gente violenta, ni te juntes con los iracundos".
NOTA: Es muy fácil caer en la tentación de acudir a personas o "amigos" a los que acudir después de tener un problema, buscando "comprensión", cuando lo que buscamos en realidad es afirmarnos en nuestra decisión de enfadarnos y reaccionar de forma inadecuada, en vez de procurar la reconciliación y el perdón.
6. Salomón aconseja no apresurarse, ¿a qué? Eclesiastés 7:9.
RESPUESTA: "No te dejes llevar por el enojo que sólo abriga el corazón del necio".
7. ¿Qué consecuencia tiene el enojo según Jesús? Mateo 5:22.
RESPUESTA: "Pero yo les digo que todo el que se enoje con su hermano quedará sujeto al juicio del tribunal. Es más, cualquiera que insulte a su hermano quedará sujeto al juicio del Consejo. Pero cualquiera que lo maldiga quedará sujeto al juicio del infierno".
8. ¿Qué nos aconseja Pablo que dejemos? Colosenses 3:8.
RESPUESTA: "Pero ahora abandonen también todo esto: enojo, ira, malicia, calumnia y lenguaje obsceno".
9. ¿Cómo debemos ser según Santiago?
Santiago 1:19.
RESPUESTA: "Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse".
NOTA: No es fácil controlarse en ciertos momentos, pero siempre tendremos que brindar la oportunidad del diálogo con las partes afectadas.
Alejandro Magno tenía una costumbre que ilustra muy bien este punto. Cuando alguien acudía a él para acusar a otra persona, Alejandro se tapaba una oreja con la mano. Le preguntaron por qué hacía eso y la respuesta fue que hacía eso porque se reservaba esa oreja para escuchar a la tercera parte acusada y así tener un juicio imparcial.
Alejandro Magno tenía una costumbre que ilustra muy bien este punto. Cuando alguien acudía a él para acusar a otra persona, Alejandro se tapaba una oreja con la mano. Le preguntaron por qué hacía eso y la respuesta fue que hacía eso porque se reservaba esa oreja para escuchar a la tercera parte acusada y así tener un juicio imparcial.
10. ¿Puede el hombre airarse sin pecar?
Efesios 4:26.
RESPUESTA: "Si se enojan, no pequen.» No dejen que el sol se ponga estando aún enojados".
NOTA: Aunque hay situaciones extremas que requieren más de un día de reflexión, por regla general lo ideal es no dejar que llegue a acabarse el día sin solucionar la discusión.
11. ¿Qué sucede si damos rienda suelta al enojo? Efesios 4:27.
RESPUESTA: "Ni den cabida al diablo".
12. El diablo espera el momento débil para entrometerse, ¿qué debemos hacer entonces? Santiago 4:7.
RESPUESTA: "Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes".
13. Cuando hemos ofendido a alguien, con o sin motivo, ¿qué debemos hacer primero para ser perdonados?
RESPUESTA:
Marcos 11:25.
"Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados".
Lucas 11:4
"Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden. Y no nos metas en tentación."
14. ¿Cuántas veces he de perdonar?
Lucas 17:4.
RESPUESTA: "Aun si peca contra ti siete veces en un día, y siete veces regresa a decirte "Me arrepiento", perdónalo".
15. ¿Qué dijo Jesús a Pedro ante la misma pregunta?
Mateo 18:21, 22.
RESPUESTA: "Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: —Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces? —No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces —le contestó Jesús—".
16. ¿Cómo debemos ser entonces?
RESPUESTA:
Efesios 4:32
"Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo".
Colosenses 3:13
"De modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes".
17. ¿Cuál es el método para perdonar al hermano? Mateo 18:15-17.
RESPUESTA: "Si tu hermano peca contra ti, ve a solas con él y hazle ver su falta. Si te hace caso, has ganado a tu hermano. Pero si no, lleva contigo a uno o dos más, para que "todo asunto se resuelva mediante el testimonio de dos o tres testigos". Si se niega a hacerles caso a ellos, díselo a la iglesia; y si incluso a la iglesia no le hace caso, trátalo como si fuera un incrédulo o un renegado".
18. ¿Qué consejo nos da Jesús si hay alguien enfadado con nosotros?
Mateo 5:23-25.
RESPUESTA: "Por lo tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y reconcíliate con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda. Si tu adversario te va a denunciar, llega a un acuerdo con él lo más pronto posible. Hazlo mientras vayan de camino al juzgado, no sea que te entregue al juez, y el juez al guardia, y te echen en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que pagues el último centavo".
19. ¿Quién más nos tiene que perdonar además del ofendido?
1 Juan 2:1.
RESPUESTA: "Mis queridos hijos, les escribo estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo".
20. ¿Cómo llegarán a ser nuestros pecados?
Isaías 1:18.
RESPUESTA: "Vengan, pongamos las cosas en claro —dice el Señor—. ¿Son sus pecados como escarlata? ¡Quedarán blancos como la nieve! ¿Son rojos como la púrpura? ¡Quedarán como la lana!".
Aquí tenemos las mejores indicaciones que Dios nos da en su Palabra. Pero humanamente esto no es fácil, lo mejor es pedir ayuda a Dios en oración: "Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración." (Mateo 21:22).
Pedro pregunta a Jesús hasta cuantas veces debe perdonar, es el siguiente:
Por eso, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al comenzar a hacerlo, se le presentó uno que le debía muchos millones.
Como aquel funcionario no tenía con que pagar, el rey ordenó que lo vendieran como esclavo, junto con su esposa, sus hijos y todo lo que tenía, para que quedara pagada la deuda.
El funcionario se arrodilló delante del rey y le rogó: Tenga usted paciencia conmigo y se lo pagaré todo. Y el rey tuvo compasión de él; así que le perdonó la deuda y lo puso en libertad.
Pero al salir, aquel funcionario se encontró con un compañero suyo al que le debía una pequeña cantidad. Lo agarró por el cuello y empezó a estrangularlo, diciéndole: ¡Págame lo que me debes! El compañero, arrodillándose delante de él, le rogó diciéndole: Ten paciencia conmigo y yo te lo pagaré todo. Pero el otro no quiso, sino que lo hizo meter en la cárcel hasta que le pagara la deuda.
Esto dolió mucho a los otros funcionarios, que fueron a contarle al rey todo lo sucedido. Entonces el rey lo mandó llamar, y le dijo: ¡Malvado! Yo te perdoné toda aquella deuda porque me lo rogaste. Pues tu también debiste tener compasión de tu compañero, del modo que yo tuve compasión de ti. Y tanto se enojó el rey que ordenó castigarlo hasta que pagara todo lo que debía. Y Jesús añadió: Así hará también con ustedes mi Padre celestial, si cada uno de ustedes no perdona de corazón a su hermano (Mateo 18:23-35)
El saco de carbón
Un día, Jorgito entró a su casa dando patadas en el suelo y gritando muy molesto. Su padre, lo llamó. Jorgito, le siguió, diciendo en forma irritada:
El padre tomó al niño de la mano y le dijo: – Ven conmigo quiero mostrarte algo.
Ten mucho cuidado con tus palabras porque ellas se transforman en acciones.
Ten mucho cuidado con tus acciones porque ellas se transforman en hábitos.
Ten mucho cuidado con tus hábitos porque ellos moldean tu carácter.
Y ten mucho cuidado con tu carácter porque de él dependerá en gran medida tu destino.
Pedro pregunta a Jesús hasta cuantas veces debe perdonar, es el siguiente:
Por eso, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al comenzar a hacerlo, se le presentó uno que le debía muchos millones.
Como aquel funcionario no tenía con que pagar, el rey ordenó que lo vendieran como esclavo, junto con su esposa, sus hijos y todo lo que tenía, para que quedara pagada la deuda.
El funcionario se arrodilló delante del rey y le rogó: Tenga usted paciencia conmigo y se lo pagaré todo. Y el rey tuvo compasión de él; así que le perdonó la deuda y lo puso en libertad.
Pero al salir, aquel funcionario se encontró con un compañero suyo al que le debía una pequeña cantidad. Lo agarró por el cuello y empezó a estrangularlo, diciéndole: ¡Págame lo que me debes! El compañero, arrodillándose delante de él, le rogó diciéndole: Ten paciencia conmigo y yo te lo pagaré todo. Pero el otro no quiso, sino que lo hizo meter en la cárcel hasta que le pagara la deuda.
Esto dolió mucho a los otros funcionarios, que fueron a contarle al rey todo lo sucedido. Entonces el rey lo mandó llamar, y le dijo: ¡Malvado! Yo te perdoné toda aquella deuda porque me lo rogaste. Pues tu también debiste tener compasión de tu compañero, del modo que yo tuve compasión de ti. Y tanto se enojó el rey que ordenó castigarlo hasta que pagara todo lo que debía. Y Jesús añadió: Así hará también con ustedes mi Padre celestial, si cada uno de ustedes no perdona de corazón a su hermano (Mateo 18:23-35)
El saco de carbón
Un día, Jorgito entró a su casa dando patadas en el suelo y gritando muy molesto. Su padre, lo llamó. Jorgito, le siguió, diciendo en forma irritada:
- Papá, ¡Te juro que tengo mucha rabia! Pedrito no debió hacer lo que hizo conmigo. Por eso, le deseo todo el mal del mundo, ¡Tengo ganas de matarlo!
Su padre, un hombre simple, pero lleno de sabiduría, escuchaba con calma al hijo quien continuaba diciendo:
- Imagínate que el estúpido de Pedrito me humilló frente a mis amigos. ¡No acepto eso!..Me gustaría que él se enfermara para que no pudiera ir más a la escuela.
El padre siguió escuchando y se dirigió hacia una esquina del garaje de la casa, de donde tomó un saco lleno de carbón el cual llevó hasta el final del jardín y le propuso:
- ¿Ves aquella camisa blanca que está en el tendedero? Hazte la idea de que es Pedrito y cada pedazo de carbón que hay en esta bolsa es un mal pensamiento que va dirigido a él. Tírale todo el carbón que hay en el saco, hasta el último pedazo. Después yo regreso para ver como quedó.
El niño lo tomó como un juego y comenzó a lanzar los carbones pero como la tendedera estaba lejos, pocos de ellos acertaron la camisa.
Cuando, el padre regresó y le preguntó:
- Hijo ¿Qué tal te sientes?
- Cansado pero alegre. Acerté algunos pedazos de carbón a la camisa.
El padre tomó al niño de la mano y le dijo: – Ven conmigo quiero mostrarte algo.
Lo colocó frente a un espejo que le permite ver todo su cuerpo.
¡Qué susto!
Estaba todo negro y sólo se le veían los dientes y los ojos. En ese momento el padre dijo:
¡Qué susto!
Estaba todo negro y sólo se le veían los dientes y los ojos. En ese momento el padre dijo:
- Hijo, cómo pudiste observar la camisa quedó un poco sucia pero no es comparable a lo sucio que quedaste tú.
El mal que deseamos a otros se nos devuelve y multiplica en nosotros.
Por más que queremos o podamos perturbar la vida de alguien con nuestros pensamientos, los residuos y la suciedad siempre queda en nosotros mismos.
El mal que deseamos a otros se nos devuelve y multiplica en nosotros.
Por más que queremos o podamos perturbar la vida de alguien con nuestros pensamientos, los residuos y la suciedad siempre queda en nosotros mismos.
Ten mucho cuidado con tus pensamientos porque ellos se transforman en palabras.
Ten mucho cuidado con tus palabras porque ellas se transforman en acciones.
Ten mucho cuidado con tus acciones porque ellas se transforman en hábitos.
Ten mucho cuidado con tus hábitos porque ellos moldean tu carácter.
Y ten mucho cuidado con tu carácter porque de él dependerá en gran medida tu destino.
Autor desconocido
“Se dice que hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada. Cierto día, un perrito buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero de una de las puertas de dicha casa.
El reflejo de tus actos
“Se dice que hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada. Cierto día, un perrito buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero de una de las puertas de dicha casa.
El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera. Al terminar de subirlas se topó con una puerta semi-abierta; lentamente se adentro en el cuarto. Para su sorpresa, se dio cuenta que dentro de ese cuarto habían 1000 perritos más, observándolo tan fijamente como él los observaba a ellos.
El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco.
Los 1000 perritos hicieron lo mismo.
Posteriormente sonrió y le ladró alegremente a uno de ellos. El perrito se quedó sorprendido al ver que los 1000 perritos también le sonreían y ladraban alegremente con él.
Cuando el perrito salió del cuarto se quedó pensando para si mismo:
“¡Qué lugar tan agradable… voy a venir más seguido a visitarlo!”
Tiempo después, otro perrito callejero entró al mismo sitio y se encontró en el mismo cuarto. Pero a diferencia del primero, este perrito al ver a los otros 1000 perritos del cuarto se sintió amenazado ya que lo estaban viendo de una manera agresiva.
Posteriormente empezó a gruñir; acto seguido vio como los 1000 perritos le gruñían a él. Comenzó a ladrarles ferozmente y los otros 1000 perritos le ladraron también a él. Cuando este perrito salió del cuarto pensó:
“¡Qué lugar tan horrible es éste… nunca más volveré a entrar allí!”.
En el frente de dicha casa se encontraba un viejo letrero que decía: La casa de los 1000 espejos.
Todos los rostros del mundo son espejos. Decide cuál rostro llevarás por dentro y ese será el que mostrarás. El reflejo de tus gestos y acciones es lo que proyectas ante los demás.
“No eres responsable de la cara que tienes,
pero si eres responsable de la cara que pones”
El puente
Un par de hermanos vivían juntos y en armonía durante muchos años. Ellos tenían granjas separadas pero vecinas. Un día tuvieron un conflicto serio, era el problemas más grave después de 40 años de cultivar hombro a hombro, compartir maquinaria e intercambiar cosechas y bienes en forma continua.
Comenzó con un pequeño malentendido y fue creciendo hasta que explotó en un intercambio de palabras amargas, seguido de semanas de silencio.
Una mañana alguien llamó a la puerta del hermano mayor. Al abrir la puerta encontró a un hombre que le dijo:
—Estoy buscando trabajo por algunos días. Quizás usted requiera algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja, y yo pueda ser de ayuda en eso.
—Sí— dijo el hermano mayor—tengo un trabajo para usted. Mire al otro lado del arroyo vive mi vecino, bueno, en realidad es mi hermano menor. La semana pasada había una hermosa pradera que nos unía, pero él, desvió el cauce del arroyo para que quedara entre nosotros. Él pudo hacerme esto para enfurecerme—agrego seriamente enojado—pero yo le voy a hacer una mejor.
¿Ve usted aquella pila de maderos junto al granero? —le preguntó al carpintero—quiero que construya una cerca de dos metros de alto, no quiero verlo nunca más.
El carpintero le dijo—Creo que comprendo la situación.
El hermano mayor le ayudó al carpintero a recoger todos los materiales necesarios, y dejó la granja toda la tarde para ir al pueblo por provisiones.
Cerca del ocaso, cuando el granjero regresó, el carpintero había terminado el trabajo. Al mirar el granjero quedó con los ojos completamente abiertos y su quijada cayó del asombro.
No había ninguna cerca. En su lugar, el carpintero había construido un hermoso puente que unía las dos granjas a través del arroyo. Era una fina pieza de arte, con todo y pasamanos.
En ese momento, su vecino, su hermano menor, vino desde su granja y abrazando a su hermano mayor le dijo:
—Eres un gran tipo, mira que construir este hermoso puente, después de todo lo que te he dicho y hecho.
Estaban en su reconciliación los dos hermanos, cuando vieron que el carpintero recogía sus herramientas.
—No…, espera. Quédate con nosotros un par de días más, tengo varios proyectos para ti—Le dijo el hermano mayor al carpintero.
—Me gustaría —respondió el carpintero—pero tengo muchos puentes más por construir.
Anónimo
Los dos lobos
Un viejo amerindio estaba hablando con su nieto.
Le decía:
-"Me siento como si tuviera dos lobos peleando en mi corazón.
Uno de los dos es un lobo enojado, violento y vengador:
El otro está lleno de amor y compasión".
El nieto preguntó:
-"Abuelo, dime, ¿Cuál de los dos lobos ganará la pelea en tu corazón?"
El abuelo contestó:
-"Aquel al que yo alimente"...

Enseñanza Zen: El monje y el guerrero
Él no había venido a aprender ninguna doctrina, sólo quería saber dónde estaban las puertas para poder evitar el infierno y entrar al cielo.
El maestro Hakuin le respondió.
“¿Quién eres?”, le preguntó Hakuin.
“Soy un Samurai” le respondió el guerrero,
“Hasta el Emperador me respeta”, agregó.
Hakuin se río y contestó:
“¿Un Samurai tú?
pareces un mendigo”.
El orgullo del samurai se sintió herido y olvidó para qué había venido.
Desenfundó su espada y cuando ya estaba apunto de decapitar al maestro, éste le dijo:
“Esta es la puerta del infierno.
Esta espada, esta ira, este ego,
te abren la puerta.”
Esto es lo que un guerrero puede comprender. Inmediatamente el samurai entendió.
Enfundo su espada y Hakuin dijo:
“Aquí se abren las puertas del cielo”.
La mente es el cielo, la mente es el infierno,
y la mente tiene la capacidad
de convertirse en cualquiera de ellos.
Pero la gente sigue pensando que existen en alguna parte, fuera de ellos mismos.
El cielo y el infierno no están al final de la vida, están aquí y ahora.
A cada momento las puertas se abren…
en un segundo se puede ir del cielo al infierno,
del infierno al cielo”.

Enseñanza Zen: El monje y el guerrero
Un guerrero fue a ver al maestro zen Hakuin Ekaku y le preguntó:
¿Existe el infierno?
¿Existe el cielo?
¿Dónde están las puertas que llevan a ellos?
¿Por dónde puedo entrar?
Era un guerrero sencillo, los guerreros suelen ser sencillos, sólo conocen dos cosas:
La vida y la muerte.
La vida y la muerte.
Él no había venido a aprender ninguna doctrina, sólo quería saber dónde estaban las puertas para poder evitar el infierno y entrar al cielo.
El maestro Hakuin le respondió.
“¿Quién eres?”, le preguntó Hakuin.
“Soy un Samurai” le respondió el guerrero,
“Hasta el Emperador me respeta”, agregó.
Hakuin se río y contestó:
“¿Un Samurai tú?
pareces un mendigo”.
El orgullo del samurai se sintió herido y olvidó para qué había venido.
Desenfundó su espada y cuando ya estaba apunto de decapitar al maestro, éste le dijo:
“Esta es la puerta del infierno.
Esta espada, esta ira, este ego,
te abren la puerta.”
Esto es lo que un guerrero puede comprender. Inmediatamente el samurai entendió.
Enfundo su espada y Hakuin dijo:
“Aquí se abren las puertas del cielo”.
La mente es el cielo, la mente es el infierno,
y la mente tiene la capacidad
de convertirse en cualquiera de ellos.
Pero la gente sigue pensando que existen en alguna parte, fuera de ellos mismos.
El cielo y el infierno no están al final de la vida, están aquí y ahora.
A cada momento las puertas se abren…
en un segundo se puede ir del cielo al infierno,
del infierno al cielo”.
sábado, 23 de abril de 2016
martes, 12 de abril de 2016
El hijo pródigo o la infinita misericordia de un Padre generoso...
En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores para escucharlo; por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban
entre sí: "Éste recibe a los pecadores y come con ellos".
Después de malgastarlo todo, sobrevino en aquella región una gran hambre y él empezó a pasar necesidad. Entonces fue a pedirle trabajo a un habitante de aquel país, el cual lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Tenía ganas de hartarse con las bellotas que comían los cerdos, pero no lo dejaban que se las comiera.
Se puso entonces a reflexionar y se dijo: ¡Cuántos trabajadores en casa de mi padre tienen pan de sobra, y yo, aquí, me estoy muriendo de hambre! Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. Recíbeme como a uno de tus trabajadores'.
Pero el padre les dijo a sus criados: '¡Pronto!, traigan la túnica más rica y vistansela; pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies; traigan el becerro gordo y mátenlo. Comamos y hagamos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado'. Y empezó el banquete.
El hijo mayor estaba en el campo y al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y los cantos. Entonces llamó a uno de los criados y le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: `Tu hermano ha regresado y tu padre mandó matar el becerro gordo, por haberlo recobrado sano y salvo'. El hermano mayor se enojó y no quería entrar.
Salió entonces el padre y le rogó que entrara; pero él replicó: ¡Hace tanto tiempo que te sirvo, sin desobedecer jamás una orden tuya, y tú no me has dado nunca ni un cabrito para comérmelo con mis amigos! Pero eso sí, viene ese hijo tuyo, que despilfarró tus bienes con malas mujeres, y tú mandas matar el becerro gordo'.
El padre repuso: 'Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo. Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado' ".
San Lucas: 15, 1-3. 11-32
Suscribirse a:
Entradas (Atom)